El ictus es la primera causa de discapacidad y la segunda causa de fallecimiento en España
En nuestro país, la cifra de ictus anuales se encuentra en 130.000, lo que significa que 1 de cada 6 españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Además, según un artículo publicado en medicosypacientes.com, se prevé que dicha cifra se incremente un 35% en 2035 debido, en gran parte, al aumento de la esperanza de vida de la población.
Uno de los problemas sociosanitarios que más preocupa en la actualidad es el ictus
Cada accidente cerebrovascular supone un gasto medio de 4.000€ durante el primer trimestre de enfermedad. Esto sin tener en cuenta otros posibles daños colaterales como pueden ser bajas laborales tanto del paciente como de los familiares para brindar cuidados a la persona afectada. Por tanto, es una patología que afecta no sólo a los pacientes directamente sino también a su entorno.

¿Qué ocurre después de un ictus?
Las alteraciones motoras y cognitivas pueden llegar tras un ictus y pueden afectar al habla, al equilibrio o al movimiento, entre otras. Estas alteraciones pueden ser de carácter reversible o permanente.
En función de la gravedad de las secuelas del paciente, tras el alta puede ser necesaria la rehabilitación en mayor o menor intensidad. De hecho, aproximadamente el 60% de las altas hospitalarias necesitan rehabilitación que puede y debe recibirse en un hospital de media estancia o de forma ambulatoria. Por ello, debe coordinarse la atención sanitaria con un servicio de ayuda social a domicilio, especialmente dirigido a aquellas personas que no cuentan con ayuda o no pueden valerse por sí mismas, siendo un gasto que debe asumirse por la sociedad.
¿Cómo afronta la sociedad el gasto económico que implica esta enfermedad?
Según un artículo publicado por infosalus.com, una encuesta revela que “el 59% de los españoles considera que el impacto económico es una de las peores repercusiones de sufrir un ictus, por detrás de las limitaciones físicas y las secuelas mentales (75%). En relación a este dato, más de la mitad de los encuestados considera que el ictus supone un mayor gasto económico que sus familias no están preparadas para afrontar.”
Gran parte del coste de sufrir un ictus es asumido por la familia del paciente, ya que sólo el 10% de los pacientes con discapacidad por ictus reciben alguna prestación económica.
La importancia de la prevención
La prevención del ictus es un factor fundamental cuando hablamos del impacto socioeconómico del ictus. Cada paso que damos en el descubrimiento de nuevos métodos de detección de arritmias contribuye a la detección precoz de posibles casos de ictus.
La arritmia más común que existe es la fibrilación auricular, y causa más de 3M de ictus al año en todo el mundo. Detectar esta arritmia a tiempo, permite al usuario acudir lo antes posible al médico e iniciar el tratamiento más adecuado, reduciendo así las posibilidades de sufrir un ictus.
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