La fibrilación auricular (FA) es la arritmia cardíaca más frecuente en la práctica clínica. Es una enfermedad que se caracteriza por latidos auriculares descoordinados y desorganizados, produciendo así un ritmo cardíaco rápido e irregular.
La fibrilación auricular es más común a partir de 60 años, pero también puede presentarse en individuos más jóvenes. Esta enfermedad, supone el mayor riesgo relativo de padecer un ictus, por lo que es importante estar bajo supervisión médica siempre que nos sea posible para evitar riesgos y poder llegar a evitarlo, en caso de aparición de algunos de sus síntomas. Se calcula que alrededor de un millón de personas padecen este trastorno en España y, en condiciones normales, la enfermedad se presenta cuando se dan las siguientes circunstancias:
Cuando se produce una alteración en la frecuencia cardiaca
La frecuencia cardiaca es el numero de veces que el corazón se contrae por minuto, es decir, la velocidad a la que late. La frecuencia normal en una persona está entre 60 y 100 latidos por minuto. Por lo tanto, se produce una arritmia cuando se origina una bajada de la frecuencia cardíaca (braquicardia) o, por el contrario, cuando ésta se eleva (taquicardia).
Cuando el ritmo cardiaco se altera y deja de ser regular
El ritmo cardíaco hace referencia a la forma en la que los latidos del corazón laten, pudiendo presentar dicho ritmo una forma regular o irregular. Durante el transcurso de nuestra actividad diaria, nuestro ritmo cardíaco va cambiando; por ejemplo, se altera cuando practicamos ejercicio y se ralentiza cuando estamos relajados o durmiendo. En condiciones normales en las que no estamos realizando ejercicio físico o descansando, nuestro ritmo cardiaco debe ser regular. Sin embargo, si incluso estando en reposo y sin realizar ninguna actividad extraordinaria nuestro ritmo cardíaco es irregular, podemos estar frente a un caso de arritmia que podría derivar en una fibrilación auricular y, finalmente, en un ictus.
¿Cómo se diagnostica una fibrilación auricular?
El diagnóstico de la fibrilación auricular no es difícil. Podemos detectarla cuando al palpar el pulso se nota que el ritmo cardíaco es completamente irregular. Sin embargo, para confirmar el diagnóstico, es necesario realizar un electrocardiograma.
En algunos pacientes, la fibrilación auricular solo se presenta de forma episódica, con crisis que se alternan con períodos de ritmo cardíaco normal. En estos casos, la arritmia puede no ser detectada con facilidad. Como respuesta a este problema, se utilizan dispositivos que registran el ritmo cardíaco durante 24 horas o de una manera continuada, para así poder saber exactamente cuándo aparece la arritmia. Uno de los dispositivos capaces de realizar este registro continuo se denomina Holter. Sin embargo, este dispositivo puede llegar a ser aparatoso e intrusivo para el paciente, ya que conlleva que el sujeto que está siendo monitorizado lleve un aparatoso sistema de cintas alrededor del pecho que sujetan el aparato, suponiendo un incordio si tomamos en consideración que estas mediciones se realizan durante un periodo de 24h y, en ocasiones, incluso superior.
Actualmente, existen otros dispositivos no invasivos como el desarrollado por Rithmi, que permiten realizar una monitorización permanente del ritmo cardíaco del paciente de una manera cómoda y sencilla, a través de una pulsera que mide de manera constante el ritmo cardíaco y analiza la presencia de arritmias –especialmente la FA- de manera automática, gracias a la presencia de algoritmos específicos e inteligencia artificial. De esta manera, se rompe la barrera de la incomodidad que supone llevar un dispositivo aparatoso rodeando el pecho durante al menos 24h, y el paciente puede conocer en todo momento la salud de su corazón y, en caso de presencia de un ritmo inusual, realizar un electrocardiograma completo in situ con el propio dispositivo de Rithmi.
Tipos de fibrilación auricular
- Paroxística: se refiere a una FA que aparece y desaparece por sí sola. Se alternan ciclos en los que el ritmo cardíaco es normal con otros de ritmo irregular (rápido y lento).
- Persistente: cuando la fibrilación auricular aparece y no se detiene por sí sola. Por lo tanto, son necesarios medicamentos o un tipo especial de descarga eléctrica llamada “cardioversión”, para que el corazón vuelva a su ritmo normal.
- Permanente: la presencia de la fibrilación auricular es permanente y no puede solucionarse. Los medicamentos y la descarga eléctrica controlada no pueden ayudar a que el corazón retome su ritmo normal.
Factores de riesgo para la fibrilación auricular
Algunas personas que llevan vidas sanas y no tienen otros problemas médicos pueden desarrollar una fibrilación auricular. Sin embargo, en la mayoría de los casos, existen una serie de factores que pueden originar la causa de que la FA se manifieste y, entre ellos, los más comunes son:
Síntomas de la fibrilación auricular
No se ha podido determinar por qué algunos pacientes con fibrilación auricular presentan síntomas y otros no. Pero lo cierto es que en algunos pacientes, pueden presentarse síntomas que hagan que se sientan realmente mal, sobre todo en aquellos que sufren episodios de fibrilación auricular intermitente y cuyos síntomas más frecuentes son:
- Pulso acelerado o alternante
- Falta de aire
- Cansancio y debilidad
- Malestar en el pecho
- Mareo o sensación de desmayo
- Dificultades para realizar ejercicios
Complicaciones de la fibrilación auricular
Por lo general, la fibrilación auricular no es mortal. Sin embargo, cuando las aurículas “fibrilan”, se frena la circulación de sangre a los ventrículos, por lo que aumenta el riesgo de desarrollar un coágulo sanguíneo. Si este coágulo acabara llegando al cerebro podría producirse un ataque cerebral o ictus. De hecho, aproximadamente el 15% de los casos de ataques cerebrales tienen su origen en un episodio como el recién descrito. El riesgo de accidente cerebrovascular causado por FA aumenta con la edad y se asocia con otros factores de riesgo como una enfermedad cardíaca, presión arterial alta y/o un corazón agrandado descritas anteriormente.
Posibles tratamientos de la fibrilación auricular
Medicamentos
Los medicamentos actúan haciendo retornar el ritmo cardíaco del paciente a un estado normal. En este caso, volver al estado normal no es automático requiere que los fármacos actúen.
Es muy habitual que las personas con FA se sometan a un tratamiento farmacológico de los llamados anticoagulantes. Básicamente, estos medicamentos se encargan de evitar que se formen coágulos de sangre en el corazón, las arterias o las venas y que no interrumpan el flujo sanguíneo llegando a provocar un accidente cerebrovascular.
Cardioversión
En ocasiones, y a pesar de la medicación, es posible que la FA pueda manifestarse de manera esporádica. En este caso, el tratamiento que se aplicaría al paciente es la cardioversión, un tipo de descarga eléctrica que, como ya hemos visto, se aplica al paciente para restaurar su ritmo cardíaco normal.
Ablación
De no resultar efectivos los anteriores tratamientos, sería necesaria una intervención quirúrgica. Esta intervención consistiría en la ablación con catéter, cuyo objetivo es reducir la frecuencia y la duración de los episodios de fibrilación auricular. Este tratamiento consiste en destruir las zonas de las aurículas que participan en el inicio o en el mantenimiento de la propia arritmia.
La intervención quirúrgica siempre se considera como la ultima opción dentro de los tratamientos anteriores y, en todo caso, siempre dependerá de las condiciones del paciente y del criterio médico en relación a cada caso y su gravedad.
En definitiva, la fibrilación auricular es un problema de salud muy serio que debe estar bajo control médico. De no hacerlo, podría desencadenar situaciones de riesgo en la salud de quien la padece. Sin embargo, tomando ciertas precauciones básicas en relación a nuestros hábitos de vida, llevando un seguimiento médico y, en última instancia, realizando chequeos siempre que detectemos alguno de los síntomas descritos anteriormente –o de manera continuada gracias a dispositivos no invasivos como la pulsera de Rithmi-, estaremos reduciendo el riesgo de padecer un episodio de fibrilación auricular.