El ictus, accidente cerebrovascular, o infarto cerebral, es la primera causa de muerte en mujeres de edad avanzada.
La mayor parte de los factores de riesgo que pueden provocar ictus, como son la edad, el tabaquismo, diabetes, hipertensión, etc. son compartidos entre hombres y mujeres. Sin embargo, las mujeres, por razones biológicas, también pueden sufrir factores de riesgo por el embarazo, cambios hormonales o la llegada de la menopausia.
Factores que aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular entre las mujeres:
Cambios postmenopausicos: Después de la menopausia pueden aparecer ciertas afecciones que aumentan el riesgo de enfermedades vasculares como la diabetes, presión arterial alta y colesterol alto
Pre eclampsia o presión arterial alta durante el embarazo
Migrañas con aura: Las migrañas pueden duplicar el riesgo de sufrir un ictus en una mujer
Tomar la píldora anticonceptiva combinada con una alta presión arterial puede elevar el riesgo de sufrir un ictus
Hipertensión: La presión arterial alta es uno de los factores de riesgo más comunes de un derrame cerebral
Trastornos cerebrovasculares: Las mujeres son más propensas a sufrir aneurismas y hemorragias subaracnoideas, lo que supone un factor de riesgo adicional de ictus
Fibrilación auricular: En general, las mujeres tienen una tasa más alta de fibrilación auricular que los hombres
Síntomas de un ictus: Diferencia entre hombres y mujeres
En general, los síntomas de un ictus son los mismos en hombres y en mujeres:
Dificultad para hablar, mantener el equilibrio o caminar
Falta de visión
Dolor de cabeza
Entumecimiento o debilidad de una parte del cuerpo
Sin embargo, las mujeres suelen presentar algunos síntomas particulares:
Hipo
Convulsiones
Vómitos o náuseas
Dificultad a la hora de respirar
Cambios repentinos de comportamiento
Desmayo o pérdida del conocimiento
Sensación de debilidad en todo el cuerpo

Algunos consejos para prevenirlo:
- Realizar actividades físicas moderadas, tres o cuatro veces por semana
- Evitar el estrés, en la medida de lo posible
- Llevar un control de la presión arterial diariamente en casa y consultar con un profesional cuando ésta presión sea alta
- Llevar una dieta sana y equilibrada, incluyendo frutas y verduras y disminuyendo la cantidad de sal
- Eliminar los malos hábitos con el tabaco y el alcohol
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